¡Odumodneurstse!
de Antonio Sarmiento
Provista de una gran riqueza formal (de una variedad de recursos expresivos, de notables imágenes sobre los dilemas de historia, la literatura, los conflictos personales y los dramas políticos), la poesía de Antonio Sarmiento (premio Copé, 2015) resalta entre las muchas de su generación.
Este nuevo libro tiene como tema central la pregunta por la relación que el poeta establece con el lenguaje. El título es una primera clave de lectura. Vallejo escribe al revés (estruendo mudo) cuando se da cuenta que ninguna experimentación vanguardista es suficiente y que todo intento de nombrar la realidad es siempre incompleto, insuficiente y parcial. Vallejo escribe así para representar, con humildad, el fracaso del lenguaje poético en su intento por dar cuenta de la complejidad de la experiencia humana. La realidad siempre derrota al lenguaje. Lo quiebra y lo raja desde adentro. Todo lo que escribimos, todo lo que pensamos, se vuelve para Vallejo un reflejo pálido frente a la intensidad de lo real.
El nuevo libro de Atonio Sarmiento es un testimonio: el testimonio de la experiencia con el lenguaje. Su configuración es dantesca y por lo mismo asistimos a un viaje en el que el poeta, acompañado de un viejo, ingresa a los abismos de las letras y a las bajuras que esconden los misterios de la significación. El poeta no tiene miedo de cruzar la frontera y se atreve a observar el color de la nada; ese momento en que la realidad se torna en una luz despellejada que no podemos comprender bien.
La voz poética descubre que el lenguaje es un dispositivo que abre la realidad, pero que también hiere en el cuerpo. No es solo una realidad simbólica con características autónomas, sino que se constata que el lenguaje guarda una estrecha relación con los goces perdidos y que su impronta última consiste en subjetivar a la muerte. Escribir y morir no son actividades muy distintas en este libro. Esta es una voz poética que se confronta con un escenario cargado de sufrimiento y complejidad.
¡Sáquenme! Y patee el rabo del lenguaje
Pateé la roca, aplasté la metáfora como
a un chinche, el árbol iba a estallar (15)
El testimonio es además sobre la potencia que la imagen poética tiene en la subjetividad: una imagen que apunta a nombrar aquello que no tiene nombre y que, por lo mismo, siempre se nos escapa. En este libro se descubre que el lenguaje no solo sirve para comunicar, sino que se desboca en sí mismo y muchas veces excede a toda referencia. Aquí la angustia desbarata todas las conclusiones a las que la razón ha llegado y la necesidad de revelar tal escenario resulta tan urgente como imposible:
Ahí el tiempo es más viscoso y lento, más
doliente uno de los corrales de la pintura
con arcos de sangre abovedada por donde crucé
agachándome a lo ancho de la aorta, debajo
de las vísceras que cuelgan, y vi al toro recogido
en su propia sien… (32).
Subrayemos entonces que el poeta se encuentra con el toro, con la medusa, con el verso de dos cabezas, con aquello irresistible que amenaza toda identidad, toda coherencia y todo control. Este libro, como lo dicen sus propios versos, es el testimonio de una experiencia que suscita la ruptura de todo nombre forjado a martillazos en la arena: el momento en que toda identidad queda en suspenso y la realidad se disuelve en imágenes de ruptura y la fragmentación
“Báquica bajo la lluvia” es uno de los grandes poemas del libro. También lo es el titulado “Z”. En ambos, se trata de simbolizar el dolor del significante, el goce de la lengua como una herramienta que se abre y se oculta, que es fuente de placer, pero también de angustia y sufrimento. En ambos poemas, nos encontramos ante la búsqueda de una imagen de una palabra que no puede renunciar a su carácter incompleto y que tiene silueta de roca. “Cuevas bajo la lluvia” es otro poema que resume esta abisal travesía:
Las hormigas que resuenan y van
en sentido contrario a la luz;
yo las sigo porque ellas siempre
saben regresar por el hueco
del astillero el más veloz el
más denso con lanzas de
fuego nocturno, la ciudad
vomitando el pequeño lenguaje
de oruga en erupción.
Pienso, que la consciencia estética en libro podría resumirse así. Sus imágenes afirman que la enorme consciencia que el poeta tiene del poder simbólico de las palabras resulta paralela al reconocimiento de la perdida de todo garante y de todo punto de referencia que sea capaz de neutralizar la fragmentación y el dolor.
En este libro, Antonio Sarmiento nos confronta ante placer y el asombro de la forma, ante los insospechados poderes de la palabra, pero también ante el goce mortífero de un instrumento, como el lenguaje, cuya estructura está compuesta por trabas y voluntades insuficientes; un instrumento que, sin embargo, no cesa de intentar proyectar al mundo en todas sus resonancias e intensidades: el musgo de esa imagen insaciable.
Sarmiento, Antonio. ¡Odumodneurstse! Lima: SAAR editores, 2024.