Los lamentables sucesos ocurridos últimamente en el Lugar de la Memoria (LUM) deben servir para repensar su funcionamiento y garantizar su autonomía. El LUM no puede ser una institución cuyas muestras dependan de los comentarios de un congresista o de las opiniones de un ministro. Tiene que ser una institución que sea capaz de justificar sus propuestas y que se dedique, sobre todo, a activar importantes debates públicos sobre ellas. 

Las exposiciones son importantes si generan discusión y debate. Hay que subrayar, sin embargo, que estas nunca pueden ser del todo equilibradas porque ni la historia ni el arte son realidades equilibradas. Eso lo sabemos todos. Equilibrado, sí, tiene que ser el debate o, mejor dicho, la permanente discusión pública para aprender a reconfigurar posiciones y a aceptar, entre todos, los horrores de la historia. 

Es probable que a muchos congresistas no les haya gustado el reciente fallo que condena las matanzas realizadas por miembros del ejército en el cuartel 'Los Cabitos', pero destituir al juez implicaría regresar al pasado. 

Lo sucedido con el LUM desconcierta y preocupa mucho porque establece un grave precedente. El director del LUM no puede estar sujeto a coyunturas y no puede removerse de esa manera. ¿El próximo ministro actuará igual con el próximo director? ¿Todas las muestras tienen que ser “aprobadas” por el ministerio antes de exhibirse? El LUM no puede funcionar así. 

Es tarea urgente, urgentísima, de la actual gestión del Ministerio de Cultura proponer un conjunto de nuevas normativas que garanticen la transparente elección del director del LUM y la mayor, mejor y real autonomía para su funcionamiento.