Una más del periodismo peruano(o del JNE)
El discurso oficial ha subrayado, con orgullo, que por primera vez se han realizado en el Perú un par de debates descentralizados: uno en Cusco y otro en Piura. Sin embargo, hay algo que ha pasado desapercibido y esa omisión, digo, esa censura, parecería ser muy representativa -extremadamente representativa- del país que tenemos. En ambos debates lo organizadores han tenido que llevar periodistas de Lima para que los moderen y entonces uno se pregunta si no hay profesionales en Cusco capaces de moderar un debate. ¿No hay periodistas en Piura capaces de hacer lo mismo? ¿Por qué es necesario “importarlos” de Lima? ¿Qué dice ese gesto sobre la supuesta descentralización del Perú actual?
Mucho más grave aún parecería ser el hecho de que ese gesto no haya sido cuestionado, o que esos cuestionamientos no hayan sido motivo de una fuerte crítica nacional. La verdad es que las instituciones organizadoras deberían tener la cara llena de vergüenza. Se trata casi de un insulto a ambos departamentos. Se trata, como siempre, de tratar a sus profesionales como inferiores o, peor aún, de pensar que no existen. ¿Es posible imaginar un debate entre Sanders y Trump, en San Francisco, con periodistas llevados de Washignton D.C.?
El punto es que la anécdota revela que el centralismo limeño no es solo un problema institucional y tampoco un problema solo reducido a los burócratas del SNIP, sino que parece tratarse de algo mayor, vale decir, de un problema estructural en las mentalidades de la cultura peruana. Parecería que para el JNE, IDEA internacional, el CIES, el PNUD y, sobre todo, la Sociedad Peruana de Radio y televisión, los piuranos solo sirven para bailar tondero y los cusqueños para tocar pututus. En verdad, es realmente increíble. Para algunos peruanos, esas regiones solo parecen ser puros espacios geográficos (sin gente) o simples lugares para postales turísticas. A casi 200 años de vida republicana, seguimos sin constituirnos como una verdadera comunidad nacional.