¿Quién es peor? ¿Juan Jiménez o Víctor Isla? ¿Rolando Souza o Ana Jara? A estas alturas, la respuesta debe ser clara: el peor de todos es Ollanta Humala. Con sus últimas declaraciones, el presidente quiere pasar piola, pero hay que responderle con mucha fuerza y es preciso que los ciudadanos sigamos saliendo a las calles a manifestar no solo el rechazo a este tipo de “repartijas”, sino a una clase política que no cambia, que sigue siendo igual de politiquera (que festeja sus cumpleaños engañando a los pobres) y que no tiene ningún coraje para iniciar verdaderas reformas en el país. Todos sabemos que Ollanta Humala se chupó de gobernar al día siguiente de ganar las elecciones: se chupó ante los empresarios poderosos, ante los medios de comunicación, ante los militares amigos y ante los políticos mediocres. Hoy, mucho de su gobierno es de lamentar.

Ahora bien, si queremos ser sensatos, una nueva pregunta debe también hacerse presente: ¿Qué es peor? ¿La actual clase política o los ciudadanos que la elegimos? Sin duda, la respuesta tampoco es difícil: nosotros somos los responsables. Cada lustro, tenemos la oportunidad de elegir a mejores representantes, pero lo cierto es que nunca aprendemos la lección: por un lado, a los partidos políticos no les interesa seleccionar a los mejores sino solo a la gente que pone el dinero para las campañas y, por otro, los ciudadanos siempre terminamos votando por quienes criticamos luego. ¿Llegará el momento en que podamos votar por políticos más sensatos? ¿Llegará el momento en que podamos desprendernos de gente como Acha, Eguren o Lay?

La verdad es que la crisis en el Perú no es solo aquella de la clase política sino de la cultura que tenemos y que las encuestas describen y retratan muy mal: “El 80 % de gente piensa que el congreso es muy malo”; pero no se dice que la misma gente que piensa eso fue justamente la que lo eligió. “La ciudadanía piensa que la corrupción es un cáncer nacional”, pero no se nos dice que en el Perú todos somos socializados para violar las leyes e intentar sacar algún provecho. La crisis de la clase política es estructural, tiene que ver con la cultura entera (y no solo con los políticos) y frente a la cual poca gente se anima a hacer algo.

Últimas pregunta:¿Qué es peor Alan o Toledo? La respuesta es también muy clara: los dos son nefastos.